Capitulo 1
‘Mi madre ha dicho que no nos alejemos mucho’ dijo Carla. Pablito la miró con cara alegre y despreocupada. ‘¿Siempre haces caso a lo que tu madre te dice?’. Carla pensó que tal vez, por una vez, podía no hacer caso a su madre e ir a dónde Pablito la llevaba, así que no contestó y siguió andando.
Los padres de Carla le tenían dicho que no se alejara mucho de casa ya que el Bosque del Ruiseñor era muy grande y podían perderse. Al fin y al cabo, solo tenía 7 años, era normal que su madre se preocupara, ¿no?. Carla quería mucho a su madre. Cada noche le contaba un cuento sobre animales parlanchines o sobre princesas con vestidos preciosos. Su padre, en cambio, trabajaba hasta altas horas de la noche y nunca estaba allí para darle las buenas noches.
‘¡Mira ese!’ Pablito señaló un árbol muy anciano. ‘¡Debe tener como 2000 años!’ dijo excitado.
Carla estaba teniendo dificultades para seguir el ritmo de Pablito. Aunque sólo se llevaban un año, él ya era mucho más alto y fuerte que ella. Mientras el daba un paso, Carla tenía que dar 3. Intentado no tropezar con las miles de enormes raíces de grandes árboles, llegó al lugar dónde Pablito se encontraba y pudo ver el árbol del que le había hablado.
‘¿No es genial?’ dijo al ver que Carla ya estaba allí. ‘Es el lugar perfecto para construir nuestra casa en el árbol.’
‘¿No está demasiado alejado?’ Dijo Carla, que, aunque sí, el árbol era perfecto, seguía teniendo la voz de su madre en la cabeza diciéndole que estaban ya muy lejos.
‘Que va. Sólo está a unos 15 minutos de casa.’ Al ver la cara de preocupación de Carla prosiguió. ‘Mira, si te hace sentir más tranquila, mañana vendremos con mi hermano Miguelito y así, alguien sabrá dónde encontrarnos si creen que nos hemos perdido. ¡El tiene ya 10 años!’
‘¿Puedo decírselo a mi mamá?’ Preguntó ingenua.
‘¡No! Si se lo decimos a nuestros padres ya no será nuestro lugar secreto’.
Carla dudó durante unos segundos. Estaba mal no decirle a su madre dónde estaban, es decir, podría estar preocupada.
Tras un rato en el cuál decidieron como lo harían para montar su casita en lo alto del viejo árbol volvieron a sus casas.
‘Recuerda, mañana después del desayuno volveremos al Árbol Mágico y empezaremos a construir nuestra cabaña.’ Dijo Pablito antes de entrar a casa.
‘¿El Árbol Mágico?’
‘Si, teníamos que ponerle un nombre, ¿no?’
Carla asintió con una sonrisa. Le gustaba ese nombre. Tal vez el árbol podía ser mágico de verdad.
Esa noche, después de que su madre le contara un cuento y se marchara a su habitación, Carla no pudo dormir. Daba vueltas en su cama nerviosa por lo que le esperaba al día siguiente. ¡Una casa en un árbol mágico! ¡Aquello sí que era divertido!